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Domingo Faustino Sarmiento

Período de gobierno: 1868 - 1874
Predecesor: Bartolomé Mitre
Sucesor: Nicolás Avellaneda
Fecha de nacimiento: 15 de febrero de 1811
Lugar de nacimiento: San Juan
Fecha de fallecimiento: 11 de septiembre de 1888
Lugar de fallecimiento:
Profesión: escritor, maestro, periodista, político
Partido Político:

Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Argentina; 15 de febrero de 1811 - Asunción del Paraguay, 11 de septiembre de 1888), político y escritor argentino, presidente de la Argentina entre 1868 y 1874.

Sarmiento y la apicultura[]

Sarmiento fue tal vez el primero en escribir un artículo sobre historia de la apicultura argentina en un medio nacional. Es uno de los que cita que fue Bernardino Rivadavia quien introdujo la abeja europea en la Argentina.

Muchos de sus escritos los conocemos por su nieto Augusto Belin Sarmiento o Augusto Belin. Es en el Diario El Nacional de Buenos Aires, donde encontramos en forma sintética la historia de la apicultura argentina.

En El Nacional, Organo de la política, comercio y literatura de la República Argentina, Buenos Aires, Jueves 10 de diciembre de 1857 podemos leer el presente artículo:

Muchas veces nos hemos preguntado porqué los españoles al poblar estos países no trajeron consigo varias de las industrias que formaban desde entonces el bagaje, digámoslo así, de los pueblos civilizados, y que la España poseía y había llevado a un alto grado de perfección.

En Chile se introdujo la primera colmena de abejas recién en 1848, y en Buenos Aires, después de las que Rivadavia introdujo y se malograron, recién este año después de tres siglos de existencia, volverán a formar parte las abejas de la variedad de animales que los pueblos civilizados han hecho de siglos atrás como parte integrante de la familia.

Lo ocurrido con las abejas que introdujo Rivadavia, nos hace sospechar que por causas análogas se hayan antiguamente extinguido las que han debido introducir los españoles. Estos pueblos amenazados por los indios unas veces, desolados por sus revoluciones interiores otras, viven en un continuo flujo y reflujo de civilización y barbarie, destruyendo de un día los progresos que habían acumulado en años.

Buenos Aires y Montevideo han sido agricultores antes de abandonarse exclusivamente al pastoreo, como lo prueban las viñas, y olivares antiguos en los alrededores de la ciudad. Las quintas actuales están sobre las ruinas de las quintas antiguas, cultivadas por esclavos, y vivos están aún los que han arrancado con las uñas los troncos de los duraznos que hacía talar Rosas en las vecindades de la ciudad. Los antiguos poseedores de fincas rurales han tenido en su vida que repoblar tres veces sus plantíos destruidos por la confiscación unas veces, por la mashorca otras, por los campamentos de los Atilas otras. ¿Tenemos todavía ocasión de experimentar otra oleada de retrocesos y de barbarie como las que han destruido tantas veces los progresos hechos?.

Las abejas desempeñan una función industrial que sin su cooperación el hombre no puede suplir, que es colectar, por valor de millones de pesos la miel que en pequeñísimas cantidades encierra la corola de las flores. La introducción de las abejas en un país, puede un día equivaler al trabajo de cien mil hombres, dando al agricultor un producto que sin ellas se malogra.

Los Sres. Casares poseen hoy catorce colmenas, de donde en poquísimos años, tan rápida es su propagación, podrán generalizarse por todo el país, de manera que no haya casa de campo que no posea un colmenar. En Chile, la producción de la cera y de la miel cuenta ya entre las riquezas del país, y los millares de colmenas que posee son todas procedentes de una sola introducida en 1848.

Por una circunstancia feliz, para la dirección de la cría de abejas, como para la de gusanos de seda, el nombre de D. Julio Belin, nuestro amigo y deudo, se encuentra al frente de las obras en castellano únicas que han estado al alcance de los introductores de ambas industrias.

Este artículo no está firmado por Sarmiento, pero hay indicios que prueban que fue él quien lo escribió, porque colaboró con El Nacional durante el año 1857, encontrándose en Argentina en ese momento. Además Julio Belin, mencionado como amigo y deudo por el autor era yerno de Sarmiento pues se casó con Ana Faustina Sarmiento su única hija. Ademas era socio de Sarmiento en una imprenta.

Antonio Bierzychudek cuando escribe la Historia de la apicultura Argentina en 1979, cita este texto y sobre lo que Sarmiento asevera que los enjambres traídos por Bernardino Rivadavia se malograron hace la siguiente pregunta en su libro: ¿podemos estar completamente seguros de que alguno o algunos de los enjambres que podrían haber producido los que introdujeron no escaparon al control?. Sin duda la pregunta que el primer Historiador de la apicultura Argentina se hace es totalmente válida, sabiendo en la actualidad que la mesopotamia argentina es el centro de origen y de dispersión de Apis mellifera. El desconocimiento de Sarmiento y de Antonio Bierzychudek de la fecha en que Rivadavia trae de regreso de Europa las primeras dos colmenas, y que las mismas nunca llegaron a la provincia de Buenos Aires sino que desembarcaron en Colonia Sacramento en Uruguay les hace suponer que estas murieron a Sarmiento y a Antonio Bierzychudek dudar, si las abejas que pueblan algunos lugares de Argentina no eran producto del enjambrazón de las colmenas de Rivadavia.

Tanto Sarmiento como Antonio Bierzychudek desconocían la siguiente editorial del Diario El Universal, de Uruguay en su edición del 6 de enero de 1836 al respecto:

En su último viaje de Europa, por el mes de Abril de 1834, trajo de Francia el Sr. Bernardino Rivadavia dos colmenas. Lo largo de la travesía y los inconvenientes con que se halló a su llegada fueron causa de que se perdiese una de las colmenas. Debiendo a sus esfuerzos y a su celosa inteligencia la conservación de la otra que llevo a la Colonia del Sacramento donde se estableció. En Octubre del mismo año (1834), tuvo la satisfacción de ver nacer el primer enjambre nuevo, que aseguro el logro de sus deseos y la introducción de las abejas en esta parte de América.

Sucesivamente ha logrado el Sr. Rivadavia nuevos enjambres a términos que a pesar de haber perdido dos, tiene el día de hoy, seis colmenas pobladas. En el mes de diciembre pasado hizo ya su primer cosecha y ha tenido el placer de recoger de dos solas colmenas, como cien libras de miel de la que ha enviado muestras a esta capital, y algunas libras de cera que ha remitido a Buenos Aires, con el objeto que sea allí labrada, para presentarla hechas bujías, al templo de la Colonia. Estos son los primeros frutos de una empresa tan recomendable. Me parece que todos los amigos de nuestro país debemos complacernos al ver arder, por primera en nuestros altares la cera producida en nuestra patria y al probar la miel elaborada de los jugos de nuestras flores.

Pero también que todos debemos agradecer al señor D. Bernardino Rivadavia una adquisición tan importante que asegura, dentro de pocos años a la República, nuevos y abundantes ramos de industria, como que podremos cosechar en nuestros campos materias que tan caras pagamos hoy al extranjero.

Rivadavia permaneció en Uruguay hasta 1836, en que el General Oribe por instigación de Rosas, lo desterró a Santa Catalina (Brasil).

Por último hay que destacar que cuando Sarmiento dice: Por una circunstancia feliz, para la dirección de la cría de abejas, como para la de gusanos de seda, el nombre de D. Julio Belin, nuestro amigo y deudo, se encuentra al frente de las obras en castellano únicas que han estado al alcance de los introductores de ambas industrias. Belin tenía avanzada la traducción de la obra porque es editada ese mismo año de 1857 con el título del Guía del apicultor del fránces J. B. Debeauvoys la que Julio Belin publica en la imprenta de la que Sarmiento era Socio con su yerno. Cabe destacar que es la primer obra impresa en el cono sudamericano en la Imprenta del Ferrocarril, en Santiago de Chile.

  • J. B. Debeauvoys; Julio Belin. (1857). Guía del apicultor. Traducida de la cuarta edición de la obra del Doctor Debeauvoys y adaptada a las circunstancias de Chile por Julio Belin. Editorial: Santiago [Chile], 1857. 196 p. ilus., 19 cm. Esta obra se encuentra en el Museo Mitre y es impresa en Chile. También está en Dibam Biblioteca Nacional de Chile.

Biografía[]

Hijo de José Clemente Sarmiento y Paula Albarracín. Entre 1815 y 1821 cursa estudios en la Escuela de la Patria de su ciudad natal; finalizados estos viaja con su padre a la ciudad de Córdoba a cursar el seminario pero no le es concedida una beca. En 1823, luego de tratar vanamente de ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires, trabaja como asistente del ingeniero Victor Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan. Ese mismo año su tío José de Oro es desterrado a San Francisco del Monte y él lo acompaña.

En 1827 es reclutado dentro del Partido Federal. Según sus relatos, Sarmiento, como alférez de milicia, debía realizar tareas que lo incomodaban. Presenta un reclamo y es citado por el gobernador Manuel Quiroga; durante la reunión Sarmiento pide ser tratado con equidad, pero esto es tomado como un desacato y es enviado a prisión. Debido a éste, y a otros enfrentamientos personales con integrantes del ejército federal, decide abrazar la causa del Partido Unitario y se incorpora al ejército comandado por José María Paz.

Exilios[]

Debido a la victoria federal en 1831 en su provincia se ve obligado a emigrar hacia Chile, donde realiza distintas actividades para subsistir. Durante este período contrae matrimonio con María Jesús del Canto, con la que tiene a su hija Ana Faustina Sarmiento, que se casa con Julio Belín, padres de Augusto Belín nieto de Domingo Faustino Sarmiento.

En 1836, mientras se desempeña como minero, contrae tifoidea y, a pedido de su familia, el entonces gobernador de San Juan, Nazario Benavídez, le permite volver a la Argentina.

De regreso en su ciudad natal, forma parte de la Sociedad Dramática Filarmónica, y luego funda la Sociedad Literaria (1838), filial de la Asociación de Mayo; comienza a participar de actividades artísticas, teniendo contacto con la Generación de 1837 y retoma la actividad política, de hecho la sede del grupo artístico del que forma parte es utilizado como centro de reunión de quienes se oponían a Juan Manuel de Rosas, por entonces gobernador de Buenos Aires y encargado de las Relaciones Exteriores de Argentina.

En 1839 funda el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario para señoritas, y crea el periódico El Zonda, desde el cual dirige duras críticas al gobierno. Debido a sus constantes ataques al gobierno federal, el 18 de noviembre de 1840 es apresado y nuevamente obligado a exiliarse hacia Chile.

Nuevamente en Chile se dedica de lleno a la actividad cultural. Escribe para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y funda El Progreso. Crea y dirige en 1842 la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros. También impulsa el romanticismo, llegando a polemizar con Andrés Bello. Su labor como pedagogo es reconocido por la Universidad de Chile nombrándolo miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades; y en 1849 el presidente Manuel Montt Torres le encomienda la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos.

Una vez finalizado su viaje por el mundo, en 1848 se casa con Benita Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adopta al hijo de estos, Domingo Fidel ("Dominguito"); y se instala en Yungay. Durante un año se dedica de lleno a escribir, y fruto de ello son “Viajes por Europa, África y América”, en el cual escribe sobre lo observado en sus viajes, y “Educación popular”, donde transcribe gran parte de su pensamiento educativo, y su proyecto de educación pública, gratuita y laica.

Al año siguiente se separa de su esposa para luego volver con Dominguito a la Argentina.

Dominguito[]

En medio de su larga vida, se destaca el joven Domingo Fidel Sarmiento, conocido popularmente como Dominguito. El nació en Chile en 1845, siendo hijo de Domingo Castro y Calvo y Benita Martínez Pastoriza. Su nombre original era Domingo Fidel Castro y siendo muy pequeño muere su padre. Su madre se casa con un también viudo procedente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento quien lo adoptó en 1848. A los cuatro años aprendió a leer.

En su país natal cursó estudios primarios y terminó el bachillerato en Argentina. Estalla la guerra contra Paraguay, conocida como Guerra de la Triple Alianza y Dominguito decide alistarse en el ejército argentino pese a la oposición de su madre. El participó con el grado de capitán del dicho ejército.

En septiembre de 1866, Dominguito cae mortalmente herido en la batalla de Curupayty y enseguida muere a los 21 años de edad. Esto sucedió al tiempo que su padre Sarmiento desempeñaba el cargo de ministro plenipotenciario de la Argentina en Estados Unidos. Allí recibe la triste noticia de la muerte de su querido hijo adoptivo por medio de los enviados especiales de Bartolomé Mitre y cayó en una profunda depresión nada más al enterarse.

Poco tiempo después Sarmiento renuncia al cargo diplomático y emprende el regreso a Buenos Aires. Ya en la capital argentina, se dirige directamente al cementerio donde se encontró con la tumba de su extrañable Dominguito y allí pasó un largo rato muy devastado. Años después decide escribir la biografía de su apreciado hijo: Vida de Dominguito.

Carrera política[]

En 1851 ingresa como gacetillero en el ejército de Justo José de Urquiza. Luego de la caída de Rosas entra en conflicto con Urquiza y se ve obligado a volver a Chile. Durante este periodo entabla discusiones con Juan Bautista Alberdi acerca de la política del país.

En 1855 regresa a la Argentina, en Buenos Aires, es electo concejal (1856) y luego senador durante tres periodos (1857, 1860 y 1861), mientras tanto se desempeña como jefe del Departamento de Escuelas.

Luego de la batalla de Pavón, acompaña al general Wenceslao Paunero en la campaña a Cuyo, una vez allí es designado gobernador de San Juan (1862). En 1864, a causa de la muerte de su amigo Antonino Aberastain, inicia una persecución que finaliza con la ejecución del caudillo riojano Chacho Peñalosa, a raíz de ello el gobierno lo envía en misión diplomática durante tres años.

En agosto de 1868 se realizan elecciones nacionales, siendo candidateado por un grupo de políticos del país (entre ellos el coronel Mansilla), cuando él se encontraba en los Estados Unidos, siendo elegido en ausencia. El 12 de octubre de 1868, asume como presidente, cargo desde el que promueva la educación y el desarrollo de las comunicaciones en el país.

Al finalizar su mandato presidencial, transmite la presidencia a Nicolás Avellaneda, en 1874. En 1875, asume como senador nacional por su provincia, cargo que abandona en 1879 para asumir brevemente como Ministro de Interior para Nicolás Avellaneda. Luego ocupa el cargo de Superintendente de Escuelas durante el gobierno de Julio Argentino Roca, pero renuncia a causa de diferencias radicales con Avellaneda y el propio Roca. En 1885, funda en Buenos Aires, el diario "El censor".

En 1887 viaja al Paraguay junto a su hija, donde intenta contribuir con el progreso del país.

Debido a su endeble salud fallece en Asunción el 11 de septiembre de 1888 a los 76 años de edad. El 21 de septiembre, sus restos regresan a Buenos Aires, en donde son sepultados en el cementerio de la Recoleta.

Desde su posición, Sarmiento defendió la educación de la mujer a la par del hombre, y mantuvo una fuerte amistad con Juana Manso, a quien consideró la única persona en América Latina que había interpretado su plan de educación. En una carta dirigida a ella, la saluda por el reestablecimiento de los Anales de la Educación, y felicita al gobierno argentino por esta decisión, además de aseverar que la mujer, por su instinto maternal es el ser idóneo para encargarse de la educación infantil.

Obra literaria[]

  • Mi defensa, 1843.
  • Facundo o Civilización y Barbarie, 1845; Trata sobre el caudillo riojano Facundo Quiroga y las diferencias entre los federales y unitarios. Es una descripción de la vida social y política del país que tiene alcances sociológicos e históricos, pues ofrece en él una explicación sociológica del país fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas respectivamente en los medios urbano y rural.
  • Vida de Aldao, 1845.
  • Método gradual de enseñar a leer el castellano, 1845.
  • Viajes por África, Europa y América, 1849; Autobiográfica.
  • Argirópolis, 1850.
  • Recuerdos de provincia, 1850; Autobiografía.
  • Campaña del Ejército Grande, 1852.
  • Las ciento y una, 1853; serie de epístolas dirigidas a Juan Bautista Alberdi.
  • Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina, 1853.
  • Memoria sobre educación común, 1856.
  • El Chacho, 1865; sobre el caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza.
  • Las escuelas, bases de la prosperidad, 1866.
  • Conflicto y armonías de las razas en América, 1884. En esta obra desarrolla una concepción semejante a la de Facundo, pero encarada desde el punto de vista étnico. Su primer tomo es de 1884 y el segundo, póstumo, que según su autor es «Facundo llegado a la vejez».
  • Vida de Dominguito, 1886; sobre su hijo adoptivo, muerto en la Guerra de la Triple Alianza.

Su aporte a las ciencias y a la enseñanza[]

Sarmiento realizó una importante contribución al saber gracias al aporte que realizó como promotor del progreso científico y una acción y prédica constante a favor de la enseñanza y creación de instituciones científicas y culturales.

Durante su presidencia se inició la formación profesional de maestros. Creó escuelas normales anexas a los colegios nacionales de Corrientes y de Concepción del Uruguay en 1869 y de Paraná en 1870. Fundó el Colegio Militar, la Escuela Naval, y escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, en Mendoza, y más tarde en Tucumán y Salta.

Creo escuelas primarias en varias provincias e importó de Europa gabinetes de ciencias y colecciones de historia natural

Por su iniciativa se crearon en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios nacionales de Catamarca y de San Juan, que se convertirían en 1876 en la Escuela de Ingenieros de San Juan.

En cumplimiento de una ley de 1869 encomendó a Germán Burmeister las gestiones para incorporar veinte profesores europeos para la enseñanza de ciencias exactas y naturales en la Universidad de Córdoba.

Durante su gestión como representante argentino en Estados Unidos logró que el astrónomo Benjamin Apthorp Gould aceptase viajar a la Argentina para crear un observatorio astronómico. Cuando Gould llegó a la Argentina, Sarmiento ya era presidente y había creado el Observatorio Astronómico de Córdoba que adquiriría en aquel entonces relevancia internacional. También a Sarmiento y Gould se deben la iniciación de los estudios meteorológicos en Argentina al crearse en 1872 la Oficina Meteorológica Nacional que funcionó hasta 1884 en Córdoba y luego se trasladaría a Buenos Aires.

Reconocimientos[]

Archivo:Sarmiento en Lucio V. López.jpg

Busto de Domingo Faustino Sarmiento en el pueblo de Lucio Vicente López

Día del Maestro[]

En 1947 la Conferencia Interamericana de Educación, reunida en Panamá, estableció como Día Panamericano del Maestro al 11 de septiembre en homenaje al fallecimiento de Sarmiento considerando que “ninguna fecha es más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día en que pasó a la inmortalidad Domingo Faustino Sarmiento”.

Himno a Sarmiento[]

Como homenaje a Sarmiento existe en Argentina un himno que se canta habitualmente en actos escolares.

Plantilla:Cita

Papel moneda[]

Otro reconocimiento a Sarmiento por parte del Estado Argentino es la colocación de su imagen en los billetes de $ 50 de curso legal.

Un hombre polémico[]

La figura de Sarmiento continúa siendo polémica. Los numerosos escritos y artículos que escribió a lo largo de más de cincuenta años, cuya última recopilación (Universidad Nacional de la Matanza, Provincia de Buenos Aires, 2001, distribución a cargo del Fondo de Cultura Económica) insumió cincuenta y tres tomos y más de quince mil páginas, contienen algunos pasajes contradictorios y otros de notable violencia verbal.

A la par de su impulso al desarrollo del país, se señalan la crueldad de las tropas nacionales bajo sus órdenes en la represión de las rebeliones de los últimos caudillos (como el asesinato del General Ángel Vicente Peñaloza citado más arriba) y las levas forzosas de gauchos para luchar contra los indígenas.

Asimismo, se le critica su posición con respecto a la Patagonia, poniendo en duda la soberanía argentina sobre dicha regiòn: "He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso... El gobierno argentino, engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas, Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y quizá toda la Patagonia... No se me ocurre después de mis demostraciones, como se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia les queda". (El Progreso 11 al 28 de Nov. 1842 y La Crónica 11/3 y 4/8/1849). "Es una guerra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?" (1868; 30/5/1881 y El Nacional, 19/7/1878).

Su postura con referencia al aborigen: "¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado". (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876)

Asimismo, su crítica descarnada hacia las provincias más atrasadas del interior del país : "Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades más pobres que existen en la tierra" (El Nacional, 9/10/1857).

Dirá de él su contemporáneo Juan Bautista Alberdi: "Detesta la sangre cuando no es él quien la derrama; aborrece los golpes de estado cuando no los da el mismo. No se mata las ideas, dice él, cuando son las suyas; pero es un Troppman para las ideas de los otros. La libertad de prensa es un ídolo, a condición de que no se use para criticar sus libros, porque entonces degenera en crimen de lesa-patria"

También se le atribuyen afirmaciones como: "Las elecciones de 1857 fueron las más libres y más ordenadas que ha presentado la América"'. (El Nacional, 13/10/1857). "Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleados hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos entre toda esa gente, que el día 29 triunfamos sin oposición. El miedo es una enfermedad endémica de este pueblo. Esta es la palanca con que siempre se gobernará a los porteños, que son unos necios, fatuos y tontos". (Carta a D. Oro 17/6/1857)

Fuentes[]

  • Domingo Faustino Sarmiento, textos. Arte gráfico editorial argentino SA, Buenos Aires, 2002.

Enlaces externos[]

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