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Tadeo Haencke, Nació en Kreibitz (en la Región de Bohemia, actual Eslovaquia) el 6 de diciembre de 1761 - Murió en Cochabamba (Bolivia) en 1817. . Naturalista (Botánico, zoólogo y geólogo)

Haencke fue, quizás, el primer botánico que actuó en nuestro país, y uno de los más reconocidos en la historia de la ciencia nacional.

Nacido en Bohemia, en una ciudad que antiguamente pertenecía a Hungría y que hoy forma parte de Eslovaquia, Haencke realizó sus estudios en la capital del Imperio, Praga. Allí marchó a los once años y allí aprendió matemáticas y astronomía. En 1780, ingresó a la Universidad local y pasó luego a la de Viena, donde estudió botánica, medicina y mineralogía.

En 1789, un acontecimiento vino a cambiar su vida. A punto de comenzar la expedición Malaspina (llamada así por el nombre de su comandante, Alejandro Malaspina), la aventura con fines científicos más importante de la época, el gobierno español solicitó a la Universidad de Viena el envío de un especialista botánico para que la integrara. Le elección recayó en Haencke, quien gozaba de un gran prestigio entre sus profesores y colegas, y, con sus 28 años, debió marchar a España para unirse a los cartógrafos, pintores y numerosos naturalistas que estaban a punto de embarcar, en Cadiz, en la "Descubierta" y la "Atrevida", las dos corbetas de la expedición.

Se inició entonces una serie de desafortunadas circunstancias para Haencke, que sin embargo serían fundamentales para su labor científica en América. En principio, cuando llegó a Cadiz, las corbetas ya habían partido, y debió abordar otra nave con rumbo a Montevideo.

El viaje duró tres meses y terminó mal, ya que el barco naufragó en aguas del Río de la Plata, y Haencke se salvó a nado "con su Linneo y sus papeles". Permaneció en Montevideo por algún tiempo, durante el cual realizó numerosas expediciones botánicas y recolectó casi 800 plantas. En diciembre, por fin, pudo pasar a Buenos Aires, esperando encontrar allí a las naves de la Expedición, pero se halló con un nuevo contratiempo, ya que éstas habían partido rumbo al sur varios días antes.

Sin amilanarse, Haencke inspeccionó el río Las Conchas y el Paraná, recogió 600 especies botánicas y tomo notas zoológicas y mineralógicas durante dos meses.

En febrero de 1790, decidió atravesar a lo ancho el país, rumbo a Chile, en una travesía que para la época resultaba aun fantástica. Haencke lo hizo: primero registró las sierras cordobesas y puntanas, y llegó a Mendoza en marzo, con 500 nuevas plantas en su colección. Sobre fin de ese mes, cruzó la Cordillera, juntando otras 600 plantas de la flora de montaña.

Llegó el 2 de abril a Santiago, en Chile, y allí, por fin, pudo encontrar a varios integrantes de la expedición, aunque no a las corbetas, que esperaban en Valparaíso.

Integrado a la expedición, llegó a El Callao. Entonces, pidió permiso a Malaspina para regresar a Buenos Aires por tierra; en esa ciudad abordar una de las corbetas (que volverían por el Cabo de Hornos) y regresar luego a España. Así le fue concedido, y Haencke inició una larga marcha a través del Perú, Bolivia y el norte argentino. En ese periplo, ascendió al volcán Misti, de 5300 metros, lo que resultó toda una hazaña, visitó Cuzco y Arequipa, La Paz, el norte boliviano, el lago Titicaca, el monte Nevado de Ancohuma (de 6.500 metros), Potosí y Cochabamba. En ese lugar interrumpió su viaje, sin motivo conocido, por lo que Malaspina, que esperaba en Buenos Aires, decidió regresar sin él.

En Bolivia, Haencke estudió la flora, la fauna y la mineralogía del territorio, ejerció la medicina e introdujo por primera vez la técnica médica de la vacunación. También se especializó en el estudio de la plantas autóctonas con propiedades farmacológicas.

Más tarde, Haencke se las arregló para llegar a España, donde en 1795 publicó Descripción del Perú, Buenos Aires, etc., con los resultados de sus expediciones particulares, y el Erbario de las Pampas de Buenos Aires, Mendoza y la Cordillera de Chile, alumbrado durante su estancia en Cochabamba.

Luego, regresó a América y a Cochabamba, donde escribió la Introducción a la historia natural de la provincia de Cochabamba y circumbecinas con sus producciones analizadas y descritas, y la Memoria sobre los ríos navegables que fluyen del río Marañón (1799). Por esa época, descubrió la "Victoria regia" o Irupé.

Hacia 1807, marchó a Buenos Aires, donde actuó en el ejército durante las invasiones inglesas, como instructor de las milicias y especialista en la fabricación de pólvora mediante la purificación de los salitres.

Luego de la Reconquista de la ciudad, ejerció el periodismo, escribiendo numerosos artículos en El Telégrafo Mercantil, y fue designado Profesor de Historia Natural de las Provincias Unidas del Río de la Plata, aunque no duró mucho en el cargo, ya que el virrey Cisneros pronto decretó su expulsión de la ciudad. Haencke solicitó una prórroga para su partida, que le fue acordada. Mientras tanto, sucedió la Revolución y con la caída de Cisneros quedó sin efecto el decreto de expulsión.

Entonces, decidió marchar nuevamente a Cochabamba, donde en 1817 un accidente doméstico le provocó la muerte.

La obra de Haencke fue rescatada por Amado Bompland, su sucesor en el cargo de Profesor de Historia Natural, y, muchos años después, promocionada por Paul Groussac, su redescubridor.

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